Preguntas rápidas con el pintor Javi Cazenave
Javi es un arquitecto que se interesa más por el lado artístico de las intervenciones espaciales, ya sea ilustrándolas en papel o a través de instalaciones físicas. Tras finalizar su máster en arquitectura en la Universidad de Sevilla y La Villete (París), se trasladó a Londres, donde vive y trabaja desde hace más de seis años.
Después de enviarle algunas preguntas rápidas, fue genial conocerlo mejor y escucharlo explicar su enfoque único que lo lleva a ir en contra de ciertas reglas de perspectiva y geometría.
¿Cómo son tus mañanas?
Mis pies colgando en el borde de mi cama, mirando hacia la alfombra con una sensación de vértigo, tratando de descubrir cómo sobrevivir las siguientes 24 horas… (risas).
Bueno, para ser justos, no soy el tipo de persona que sigue una rutina religiosamente. Especialmente porque he pasado por diferentes patrones matutinos en los últimos años debido a mi último trabajo. Trabajé en un estudio de arquitectura y, durante ese tiempo, las mañanas eran las típicas. Sin embargo, incluso entonces y más ahora, tengo ciertos hábitos que le dan cierta estructura a mi día.
Me gusta levantarme temprano por la mañana. Disfruto mucho del silencio y del frío intenso de las mañanas. Tomo un café, dos (¡y a veces tres!) y dedico las primeras horas a hacer algunas tareas administrativas en mi computadora: revisar mi correo electrónico, editar fotos de mi trabajo, echar un vistazo a algunas galerías en línea y las próximas exhibiciones, etc.
Después de eso, voy al estudio y paso toda la tarde/noche allí.
¿Cuándo descubriste por primera vez el arte? ¿O te diste cuenta de que querías dedicarte a una salida creativa?
El arte siempre ha estado presente en mi vida desde que era pequeña. Mi padre siempre ha pintado y yo básicamente crecí en ese ambiente. Tenía un estudio increíble (aún lo tiene) en la zona antigua de mi ciudad natal, Cádiz (España).
Solía ir allí después de la escuela y pasar el rato con mi padre mientras él pintaba. Lo mío en ese momento era dibujar (de hecho, las paredes todavía están llenas de ellos), pero poco después comencé a pintar y a aprender otras técnicas, como la escultura y el grabado.
Ahora que lo veo con cierta perspectiva, me doy cuenta de que tuve una infancia muy especial. Salía con artistas adultos, iba a exhibiciones privadas, pasaba las tardes en estudios de arte... En ese momento no creo que fuera plenamente consciente de lo especial que fue...
Ése fue realmente el punto de partida.
¿Cómo describirías tu obra de arte?
Muy personal
Ecléctico
Irracional
Premeditado
Espontáneo
Contradictorio
Infusión arquitectónica
Geométrico
Inspirado en el post-vandalismo y el post-graffiti
¿Hay algún tema o asunto que te interese o que esté representado en tu obra?
Cuanto más pienso en mi práctica, más me doy cuenta de que todo lo que hago es un estudio constante de posibles propuestas arquitectónicas e instalaciones que nunca se materializan. Mi trabajo explora la relación entre las experiencias espaciales y su representación gráfica.
Tiendo a ir en contra de ciertas reglas de perspectiva y geometría; me gusta jugar con la percepción; doblando superficies, planos y volúmenes, creando esa ilusión de ambigüedad e interacción entre volúmenes en el espacio del papel.
Creo que la arquitectura me ha aportado un aporte muy potente que me ha hecho investigar distintos procesos. Sin embargo, en mi práctica existe un dilema constante entre el mundo organizado y premeditado de la arquitectura y el mundo espontáneo y liberador de las artes. Cuanto más desarrollo mi práctica, más me doy cuenta de que estos dos mundos acabarán fusionándose en una única expresión. En este momento, la pintura es mi principal medio, donde me encuentro mucho más cómoda materializando ideas.
¿Cual es tu proceso?
Normalmente tengo varias áreas que quiero investigar, ideas almacenadas en mi cabeza que quieren ser desarrolladas.
El caso es que estoy tan acostumbrado a trabajar en “proyectos” que inconscientemente tiendo a fragmentar ciertos conceptos y acabo trabajando en series la mayor parte del tiempo. Esto me da cierta estructura para materializar ideas. Sin embargo, no se trata de proyectos totalmente premeditados. Siempre empiezo con un boceto suelto en mi cuaderno. Y esto siempre ocurre en un entorno no relacionado con el estudio, normalmente cuando estoy haciendo algo completamente diferente. De hecho, en mi último estudio de arquitectura, se podía ver cómo las páginas de mis cuadernos de trabajo eran una mezcla de conceptos arquitectónicos, listas de tareas pendientes y propuestas de nuevas pinturas a desarrollar.
A pesar del proceso de boceto, hay un gran factor espontáneo en mi trabajo. Sí, tengo una estructura básica y una idea de lo que quiero desarrollar, pero a partir de esa idea me gusta improvisar según el estado de ánimo y el contexto en el que me encuentre en cada ocasión. Hay mucha espontaneidad en la forma en que abordo una pintura o una escultura.
¿Qué necesitas para crear tu obra?
Bueno, en lo que se refiere a inspiración, diría que el movimiento y la música. No sé, creo que tengo un poco de TDAH. Simplemente pienso mejor cuando estoy en movimiento (de hecho, desde mi apartamento hasta el estudio hay un ciclo de 10 minutos, lo que me parece genial para entrar en el estado de ánimo adecuado para pintar).
En cuanto a los materiales, soy bastante flexible, para ser sincero. Me gusta conseguir materiales de restos y desperdicios en general para crear las composiciones base de mis obras en papel. Eso agrega un nivel adicional de textura sobre el que luego me gusta pintar.
¿Qué es lo que te resulta más desalentador, desafiante o frustrante de lo que haces?
La necesidad de generar un concepto detrás del trabajo que desarrollamos los artistas.
No creo que el concepto sea el eje central de una obra de arte. Hay más factores que intervienen en lo que hacemos que van más allá de nuestro entendimiento. Factores que tienen que ver con el mundo subconsciente y la intuición, que son el resultado de nuestra educación, nuestro contexto, la cultura que consumimos, los círculos en los que nos movemos…
Las personas se sienten seguras cuando se acercan a una obra de arte que está respaldada por un concepto. Les permite tener una estructura principal por la que pueden navegar. De lo contrario, se ponen ansiosas. No están acostumbradas a mirar una obra de arte de manera intuitiva.
Y los artistas se acostumbran tanto a este modelo que acaban posracionalizando su obra.
Sí, los conceptos pueden dar forma y guiar nuestra práctica hasta cierto punto, pero nunca son el conductor principal de todo el proceso.
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